Don José Alegría

 

Don José Alegría
 
A las ocho en punto
como cada día,
llega a su trabajo
don José Alegría.
 
Señor entrado en años,
de fuertes facciones y andar seguro.
Con un vaso de vino contaba historias,
en las frías tardes del duro invierno.
 
Tenía ojos profundos...
y triste mirada.
Quizás de viudez eterna,
de casa solitaria.
 
Siempre de cuello y corbata,
zapatos negros brillantes...
camisa almidonada,
como a la usanza de antaño.
 
Sagrada lectura matutina,
de un domingo cualquiera...
sentado en la plaza,
de aquel pueblo detenido en el tiempo.
 
¿Qué misterios escondía,
detrás de esa sonrisa?.
Cuente más historias,
Don José Alegría,
que el vino no se acaba...
ni sus cuentos todavía.
 
 
 
 
Juan Jara.
 
 
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